niños riendo

En muchas ocasiones tenemos la idea equivocada de que lo importante no es divertido. Pero probemos a emplear la risa y las actitudes positivas con frecuencia, acompañando a lo que hacemos, y nos daremos cuenta de que  los resultados serán más efectivos. Por lo tanto, si aplicamos esta sencilla regla en nuestra vida, ¿por qué no aplicarla también en la educación?
En la educación la risa y las actitudes positivas tienen un importante valor en muchas ocasiones desestimado.
¿Qué nos aporta la risa y las actitudes positivas?

Constituyen el mejor remedio natural contra el estrés y la tensión. La risa hace que nos relajemos y que liberemos tensión. Que veamos las cosas de otra manera.
Tienen un importante valor para expandir el conocimiento. Las actitudes y pensamientos positivos nos alientan para superar retos y lograr nuestras metas y no quedarnos atascados en el yo no puedo, si hacemos ver una dificultad con humor, damos la fuerza para superar esa dificultad y a la larga se amplía el conocimiento.
Estimulan el aprendizaje, los niños y niñas aprenden con el juego, el entretenimiento y la diversión.
Favorecen la creación de vínculos emocionales. La alegría hace que nos sintamos bien y el sentirnos bien nos une a las personas que tenemos cerca en ese momento que hacen que nos sintamos bien y que comparten esos momentos de alegría.
Contribuyen al desarrollo emocional sano y a un desarrollo cognitivo efectivo. Las actitudes positivas fomentan las emociones positivas, y ambas fomentan el desarrollo.
Favorecen una sana autoestima. Es importante saber reírse y ver las cosas desde un punto de vista positivo para tener una sana autoestima.
Hacen que tengamos pensamientos positivos. Si la actitud es positiva el pensamiento es positivo.
Refuerzan las habilidades sociales. Estar relajados y positivos contribuye a relacionarnos de forma efectiva.
Favorece la concentración. Estar alegre y en un ambiente relajado hace que la concentración sea más efectiva.
Una actitud positiva, nos va a ayudar a tener pensamientos positivos y a eliminar los negativos, de esta forma veremos las dificultades desde un punto de vista optimista. Esto contribuye a no centrar el problema en nosotros mismos, a ver más puntos de vista. Y así tenderemos a buscar soluciones, creeremos que estas son posibles y dispondremos de fuerzas y energía para llevar a cabo la solución.
Es por ello que se hace imprescindible emplear las actitudes positivas y su expresión en forma de risa para la educación de los más pequeños. Ya que enriqueceremos el proceso educativo y el desarrollo de los niños y niñas.
Pautas para educar con una actitud positiva
Establece buenas relaciones con los demás. Si creas un ambiente de relaciones positivas y alegres, los niños y niñas se sentirán relajados y cómodos y las actitudes positivas surgirán de manera natural.
Préstale Tiempo y atención suficiente. Dedica tiempo de calidad a los pequeños, juega con ellos, cuéntales un cuento, ríe, habla, escúchales, etc. Deja a un lado las preocupaciones y dedícales unos momentos relajados, divertidos, sin tensiones.
Sé empático con ellos, ponte en su lugar, no les juzgues entiéndelos. Si se sienten comprendidos se sentirán cómodos para expresar sus actitudes positivas.
Utiliza un estilo de educación congruente y coherente. Evita mandar mensajes contradictorios a los pequeños. Es importante que seas coherente, si no permites determinada actitud no la permites nunca, que no dependa de tu estado de ánimo o cansancio.
Emplea unos valores compartidos por todos los miembros de la familia. Es fundamental que tanto el padre como la madre sigan una misma línea educativa. Así como todos los miembros de la familia. Las contradicciones generan sentimientos y actitudes negativas.
Muéstrate con naturalidad, en todo momento deja que tus actitudes surjan, no fuerces una actitud positiva, relájate primero y después deja que salgan las actitudes.
Sirve de ejemplo, no escatimes en sentido del humor. Ríete a menudo, bromea, juega canta. Muestra ante los problemas una actitud positiva, no te dejes desanimar. Los niños y niñas aprenden más de lo que ven que de lo que les dice.
Dialoga con los pequeños cuando se les presente una dificultad o problema, muéstrale pensamientos positivos acerca de esta situación particular.
Motívale, hazle ver que puede, si tú crees que pueden, ellos creerán que pueden, tendrán la actitud positiva que necesitan.
Los niños y niñas que crecen en un ambiente alegre y positivo, tomarán esas actitudes en sus vidas futuras. Si queremos educar a los niños y niñas para que sean brillantes, debemos educarlos en el buen humor, en las actitudes positivas y sanas que fomenten su alegría y su risa.